3’5 Butacas de 5

Todo vale con tal de conseguir un poco más de audiencia. Todo vale con tal de subir los ingresos. Todo vale cuando la ambición de unos pocos se interpone al interés de la mayoría. En el mundo del todo vale, donde la violencia, la crispación y el enfrentamiento alcanzan cotas demasiado altas, el necio es el rey. The Running Man es un gran Blockbuster que va directo al grano. Edward Wright aprovecha la coyuntura de la novela de Stephen King para lanzar una crítica feroz al sistema radical actual, al estado del “todo vale”.

En una sociedad de un futuro cercano, The Running Man es el programa de mayor audiencia de la televisión: una competición mortal en la que los concursantes, conocidos como Runners, deben sobrevivir 30 días mientras son perseguidos por asesinos profesionales. Cada movimiento es retransmitido a un público sediento de sangre y cada día que pasa, la recompensa en metálico es mayor. Desesperado por salvar a su hija enferma, Ben Richards (Glen Powell), de clase trabajadora, es convencido por el encantador, pero despiadado productor del programa, Dan Killian (Josh Brolin), para que participe en el juego como último recurso.

Al estilo de Gran Hermano, Supervivientes o derivados, The Running Man pone evidencia el oscuro apetito mediático por la crueldad, la ira y el odio. A través de un mecanismo muy entretenido, Edward Wright despliega todos sus recursos cinematográficos para entregarnos una película frenética y desquiciada que, de alguna manera, pone sobre el espejo al mundo que nos rodea en los últimos años.

Con un punto de partida atractivo, unos personajes carismáticos y unas siempre bien coreografiadas secuencias de acción, The Running Man funciona como un reloj suizo. Sin embargo, la superproducción parece haber engullido a un Edward Wight que diluye su autoría al no ser capaz de encontrar el tono correcto entre la comedia y la acción. Ninguno de los dos apartados está suficientemente cubierto, dejando a la cinta con una sensación agridulce de que podría haber sido algo más.

Glen Powell encarna a un Ben Richards hipnótico, atlético y cargado de ira. Un hombre que lucha desde lo más bajo por un futuro mejor para los suyos y los que los rodean. The Running Man es una historia que, como es habitual en los relatos de Stephen King, abogan por la hermandad y el espíritu de comunidad frente al individuo.
The Running Man es un gran blockbuster de acción con un gran y atrevido poso dramático. Un mecanismo funcional clásico que deja a un lado la identidad de un Edward Wright abonado al plano contraplano.

