'Zootrópolis 2': Mantiene el tono y la esencia de la primera entrega

'Zootrópolis 2': Mantiene el tono y la esencia de la primera entrega

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En 2016 Disney nos sorprendió con “Zootrópolis” una película que nadie esperaba y que se convirtió en una de las pocas películas de animación en superar la barrera de los 1000 millones de dólares de recaudación. Y todo gracias a un guion original que mezclaba magistralmente el cine negro policiaco, las “buddy movies” y el humor ácido y corrosivo.

Lo difícil de creer es que Disney, después de semejante éxito, haya tardado casi 10 años en hacer una secuela, pero así ha sido. Y la verdad, es que esta segunda entrega mantiene el tono y la esencia de la primera entrega, pero perdiendo por el camino la sorpresa y la inspiración de la primera parte.

La cinta arranca prácticamente donde termina la primera parte, con Judy y Nick siendo la pareja policial de moda gracias a haber salvado la ciudad. Sin embargo, la forma poco “ortodoxa” de trabajar de la pareja y la aparición de un misterioso reptil en la ciudad pondrá a prueba su relación y su ingenio para resolver crímenes. 

Al igual que la original, la trama se desarrolla como un buen thriller policiaco de cine negro donde todo se va complicando poco a poco, con giros de guion sorprendentes, personajes carismáticos y mucha (pero mucha) corrupción con un mensaje final que lanza un dardo envenenado a las políticas de gentrificación y de discriminación racial (¡Hola Trump & company!).

La relación de la pareja protagonista está muy bien construida, creando un conflicto muy divertido, pero a la vez muy educativo y humano (el momento terapia es maravilloso). En este aspecto, esta segunda parte supera a la segunda, convirtiendo la cinta en una buddy movie total, con profundidad y mucho sentido del humor.

Dónde la peli se queda un poco corta con respecto a la primera entrega, es en las soluciones de guion para las tramas principales y las situaciones de acción. No es que estén mal resueltas, pero pone a prueba nuestra suspensión de la incredulidad, creando situaciones excesivamente forzadas (el momento del antídoto en el hielo) y/o soluciones toscas e infantiles que te pueden llegar a sacar de la película si eres un espectador adulto y poco acostumbrado al cine infantil (la tontería del primer caso de Judy y Nick). En este aspecto la primera entrega estaba mucho más trabajada, con unas soluciones de guion más sólidas y creíbles.

En dónde la película destaca muchísimo es en su ritmo. Tiene un ritmo de acción frenético y un abanico de situaciones, lugares y personajes altísimo. Cuando termina la película te das cuenta de que han pasado muchísimas cosas y has conocido un montón de personajes. Y es que durante la cinta hay muchos clímax, dando la sensación de que se va a terminar ya, ¡pero no!… sigue habiendo más historia que contar. Y eso es una sensación muy chula en una película policiaca donde siempre quieres que te sorprendan con algo nuevo. Y esta película lo consigue.

Por cierto, la aparición del tema de Shakira (en forma de cabra cantarina) se nota muchísimo que es un añadido comercial y le resta puntos a la obra, pero entiendo que a los más jóvenes será algo que les gustará (o eso quiero creer).

En definitiva, una buena continuación de la primera entrega, que mantiene el tono de la original, con un ritmo frenético, que amplía el aspecto de “buddy movie” de la original pero con un guion menos inspirado que su predecesora. Muy disfrutona, vamos.  

Y recuerda:
“La producción de cualquier obra promedia es más valiosa que cualquier crítica que podamos hacer” (Antón Ego)