2’5 Butacas de 5

Hay veces que, en el mundo del cine, hay intentos por impulsar la carrera de un actor… En este caso del que hablo, es el intento de Óscar Casas, el hermano pequeño de Mario, cuya trayectoria ha sido un intento constante de repetir el éxito de este, pero sin la misma fortuna. Y aquí es donde entra esta producción, Me has robado el corazón, una comedia romántica que parece realizada para impulsar definitivamente la carrera de Óscar Casas, y qué mejor que en este género para asentarlo definitivamente. Y aunque el resultado, desde luego, no es para echar cohetes, al menos esta película ofrece un producto distraído.

Eric, un joven ingeniero, tras conocer a Vera en una app de citas, la engaña para que sea su conductora. Huyen hacia Galicia después de robar un banco en Madrid, mientras la policía les persigue.
Lo cierto es que los primeros minutos de Me has robado el corazón me hacían presagiar lo peor. Y es que parece que estamos ante la enésima comedia romántica tontorrona, donde apenas hay un esfuerzo por diferenciarse de cualquiera de sus hermanas mayores. Sigue los caminos habidos y por haber de este tipo de producciones, con algunos discursos de lo más discutibles (la diferencia de clases… cuya crítica ni está ni se la espera) y con interpretaciones forzadas hasta la médula, como si los actores no supieran qué hacer con el material que tienen.

Pero hete aquí que, tras sus primeros (y peores) 20 minutos, la cinta da un vuelco y consigue arrancar debido a su tono de road movie y al giro que dan los acontecimientos. Y es aquí donde la película se siente más cómoda, tanto por sus personajes como por sus actores, que por fin parecen disfrutar de sus papeles. Hay que decir que todos y cada uno de ellos están solventes en sus roles (especial mención a un maravilloso Luis Zahera). No son interpretaciones para enmarcar, pero se defienden bien.
Ahora bien, la película nunca termina de encontrar el tono adecuado. Se queda a medio gas en los palos que quiere tocar: como película de atracos, como comedia y como romance, que cuando llega, ya lo hace demasiado tarde. Una vez finaliza la producción, lo más seguro es que el espectador la olvide al instante, porque no hay escena ni apartado (por cierto, una banda sonora algo sobrepasada de Zeltia Montes) que destaque más allá de la mera distracción.

Hablar de la toxicidad de lo que cuenta (el cómo habla de las relaciones es para hacérselo mirar) y de la psicopatía de su personaje central (el plan que organiza es retorcido hasta niveles que dan miedo) habría sido más interesante… pero seamos sinceros: la película no está hecha para eso. Lo que quiere es hacer pasar un rato distraído al espectador, para lucimiento de Óscar Casas (que defiende como puede un personaje muy difícil de defender) y, de paso, promocionar las fiestas patronales de los pueblos que muestra, por si algún espectador despistado quiere visitarlos el próximo año.
Por tanto, Me has robado el corazón es conscientemente tontorrona, y en eso no hay problema, porque al fin y al cabo consigue distraerte lo mínimo, con un reparto que intenta defender el proyecto lo máximo posible ante decisiones de su libreto discutibles. Eso sí, no esperes recordarla, porque lo más seguro es que la olvides una vez salgas por la puerta del cine.

