'Frontera': Un lugar aparentemente tranquilo en ebullición

'Frontera': Un lugar aparentemente tranquilo en ebullición

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Judith Colell dirige este drama de época protagonizado por Miki Esparbé y María Rodríguez Soto sobre personas que ayudaron a cruzar los Pirineos a los judíos que huían del nazismo.

1943. Franco ha bloqueado el paso de refugiados que huyen de la represión nazi por Los Pirineos. En un pueblo catalán con frontera con la Francia de Vichy, Manel Grau (Miki Esparbé) es el encargado de vigilar la aduana, pero no lo hace solo. Cuenta con la ayuda del alcalde del pueblo, Ovidi, (Jordi Sánchez) un simpatizante de los nazis con aspiraciones políticas y José Antonio (Asier Etxeandía) un guardia civil que está más preocupado en su negocio de contrabando que en vigilar la frontera.

Una mañana un grupo de refugiados judíos aparece en la verja de la frontera queriendo pasar y los vecinos del pueblo tratan de ayudarlos, pero los nazis hacen acto de presencia y se los llevan detenidos. Esto remueve la conciencia de Manel que en un pasado no muy lejano luchó en el bando republicano y tomó una decisión que salvó su vida y la de su familia a costa de renunciar a todo lo demás y le sigue pesando.

La película sigue la línea de ‘El fred que crema’ que utilizaba Andorra como escenario y esta vez ocurre en un pueblo catalán poniendo el foco en los pasadores de las montañas que ayudaron a los judíos a cruzar los Pirineos de la parte francesa a la española.

El guion de la película escrito por Miguel Ibáñez Monroy y Gerard Giménez navega entre el drama de época y el thriller que es dónde funciona mejor ya que consigue generar la suficiente y necesaria tensión para mantener enganchado al espectador.

Los actores están correctos en sus interpretaciones. Tanto Miki Esparbé como María Rodríguez dan vida a un matrimonio con un pasado republicano que tuvo que renunciar a todo para sobrevivir tras la guerra civil y esto les pesa como una losa porque no consiguen ser felices ni olvidar que podrían haber tenido otra vida. Asier Etxeandía da vida a un guardia civil con agenda propia y un plan oculto realizando una interpretación muy convincente de un hombre que tiene un único objetivo y que hará todo lo posible por conseguirlo. Su personaje tiene dos caras, la que se espera de él de compadreo con el alcalde y los nazis y la que le muestra a Manel a quién decide ayudar porque le puede beneficiar para conseguir sus objetivos. Y Jordi Sánchez da vida a un alcalde arribista con ansias de prosperar que no desaprovechará ninguna ocasión para conseguir lo que quiere.

La recreación histórica y la forma de transmitir la incertidumbre y el desasosiego de los montes y de las gentes que habitaban esas montañas está muy lograda ya que aparentemente es un lugar tranquilo en el que no ocurre nada, pero pasan muchas cosas.

El desenlace de la historia sorprende al espectador al tratarse de una idea avispada que acaba por salir bien con alguna sorpresa muy bien traída.

La película trata de dialogar con la situación en la que están los palestinos en Gaza a quienes ningún gobierno está ayudando.

La película está rodada en su versión original en catalán, castellano, con pequeñas partes en francés y alemán.

Completan el reparto Bruna Cusí, Kevin Janssens, Joren Seldeslachts y Anna Franziska Jäger.

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