2’5 Butacas de 5

Supongo que un trío sensual en un casoplón a las afueras de Nueva York, con un enfrentamiento entre Sidney Sweeney y Amanda Seyfried por un trasunto de Christian Grey, daría para algo más que una cabezada en el sofá a media tarde mientras el canal Divinity emite a los gemelos de las reformas. Sin embargo, el thriller que propone La asistenta puede funcionar para la gente que busque puramente la evasión mientras tiene el cerebro apagado o simplemente quiere echar un rato de entretenimiento justito.
La película no tiene muchas pretensiones, pero es verdad que en cada tercio cambia de género, pasando de la comedia al thriller, del romance con carga sexual e incluso al terror, con cierto personaje que parece sacado de una novela de Stephen King.

Tengo claro que lo que propone puede ser disfrutable —claro que lo es—, pero no se ha tomado muchas molestias en solidificar la propuesta ni en generar empatía o coherencia de ningún tipo. Tampoco es que me esté poniendo muy exigente con un producto de estas características; es que me ha sorprendido mucho.
A ver, Sidney Sweeney, a pesar de que siempre la encasillan como chica explosiva, no es mala actriz, y Amanda Seyfried ya ha demostrado en más de una ocasión el talento que tiene abordando papeles dramáticos con cierta contención (este año parece que le tocará nueva nominación al Óscar). El duelo que plantea La asistenta está marcado por una dosificación de la información en la que, como espectador, no tienes todas las claves hasta el último acto, un final que puede pillar desprevenidos a algunos y a otros parecerles lo esperado.

Quizás el Paul Feig más acertado fue el de La boda de mi mejor amiga, el punto más alto de su carrera, con una comedia divertidísima y unas interpretaciones muy sólidas. Después, desde Cuerpos especiales en adelante, su trayectoria fue perdiendo fuelle, con Un pequeño favor como su último gran éxito, gracias a Amazon Prime.

La clave de la película está en una relación de poder donde un ama de casa adinerada contrata a una asistenta porque ella no da abasto con todo. Bajo esa apariencia perfecta, nada es lo que parece, y la pobre chica que ha entrado en esta familia irá descubriendo, paralelamente al espectador, en qué está cimentada esa jaula de oro que representan los Winchester. Un punto de partida que tiene cierto interés, a pesar de una trama tan común que te va llevando por un relato con altibajos, coqueteando con diferentes géneros hasta llegar a la apoteosis final. Y por mi parte tengo que añadir toda la belleza que hay en imagen tanto en su elenco como en sus decorados, vestuarios e iluminación. Me puede gustar más o menos, pero eso es incontestable. Tanto como dejar la puerta abierta para hacer una secuela si funciona en taquilla.

