'Hasta que la boda nos separe': Un reparto de pura comedia

'Hasta que la boda nos separe': Un reparto de pura comedia

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El cine español puede ser experto en hacer muchos tipos de películas, pero ante todo, es experto en hacer comedias. Las tenemos de todos los tipos: costumbristas, de choque cultural, familiares… las tenemos de todas las clases. Pero sobre todo, quiero destacar un tipo de comedia que sobre todo hemos visto mucho: las comedias románticas. Pagafantas, 3 bodas de más, Ocho apellidos vascos o, yéndonos a otro tiempo, Mujeres al borde de un ataque de nervios. Es un género en el que los directores se han sabido renovar y coger influencias de otras grandes comedias del género, como puede ser Algo pasa con Mary o Cuando Harry encontró a Sally. Ahora llega para ¿aportar? algo más a este maravilloso subgénero Hasta que la boda nos separe, la nueva película de Dani de la Orden tras Litus. ¿Estará a su nivel?

La historia que nos cuenta Hasta que la boda nos separe comienza, curiosamente, en una boda. Marina, la wedding planner, tras una serie de problemas durante el banquete, se acabará encontrando con uno de los invitados Carlos, con el que tendrá un affaire esa misma noche. Lo que Marina no sabía es que este chico no le había contado toda la verdad, ya que Carlos tiene una relación de 6 años con una chica, llamada Alexia. Parece que esta no tiene porqué enterarse de la infidelidad de su novio, pero el alcohol, un despiste y una tarjeta de visita de Marina hará que la vida de estos tres personajes se complique cuando Carlos le pida matrimonio a Alexia en un ataque de cobardía. ¿Adivináis quien va a tener que planificar la boda? Efectivamente: Marina.

Esta película es una adaptación de La wedding planner, una producción francesa que se convirtió en un triunfo en el país (a pesar de recibir críticas mixtas). A pesar de que la premisa inicial sea divertida e incluso original (sobre todo para lo que suelen ser las comedias románticas), Hasta que la boda nos separe se acaba convirtiendo en una película típica, que no aporta nada nuevo al género y que se vuelve a caer en los mismos clichés que hemos visto en cientos de cintas. El inicio de la historia es interesante, incluso el principio de esta comedia de enredo, cuando ya se mete en faena, es divertido, pero acaba convirtiéndose en otra comedia nada recordable. Aunque se nota las referencias de las que bebe (algunas de ellas clásicos), eso no ayuda a que el film consiga destacar dentro de la cartelera.

El guion tampoco termina resultando una joya. Como comentábamos antes, me resulta bastante original el punto de partida de esta historia, pero una de los factores que produce que la película se quede en nada es su guion. El texto, escrito por Olatz Arroyo, Eric Navarro y Marta Sánchez, maneja bien ciertos chistes y algunos momentos de humor, pero la historia en concreto termina quedándose en nada, con agujeros de guion y alguno que otro plot twist predecible. Algunos personajes resultan interesantes, sobre todo el hecho de que los dos protagonistas sean, a la vez, unos villanos, mientras que la dirección de Dani de la Orden es correcta y notable, teniendo en cuenta su material de partida.

A pesar de que el guion, a nivel de historia, no tenga mucho potencial y se quede a medio gas, podríamos decir que el humor funciona. Aunque tiene algunos chistes realmente malos, que no terminan de funcionar y que podrían causar incluso vergüenza, la mayoría de las bromas y el humor que se ve en la película consigue sacar las carcajadas del público. Por lo tanto, podríamos decir que Hasta que la boda nos separe logra su propósito con creces: alegrar al público con un humor que fusiona guasas muy patrias con alguna que otra muy característica de este subgénero romántico. Incluso algunos de los chascarrillos menos funcionales los salvan unos actores que se entregan a la comedia.

El apartado técnico es de sobresaliente. Las localizaciones (muchas de ellas situadas en las Islas Canarias) son excepcionales, junto a una banda sonora que engancha y que cuenta con temazos, algunos de ellos de la banda española Carolina Durante (aunque sí se podría decir que están algo desaprovechados en la película). A pesar de no contar con una buena historia y un buen desarrollo de la trama, Dani de la Orden logra destacar con la realización.

En general, el reparto de Hasta que la boda nos separe funciona bastante bien. Belén Cuesta nos vuelve a demostrar que tiene un don innato para la comedia, haciéndonos reír casi con cada una de las líneas de diálogo que tiene en la película. Es casi imposible que no te saque una sonrisa. Por otro lado, Alex García consigue una interpretación solvente en el papel del chico de la película, pero apenas consigue soltar la carcajada del público. Algo parecido le pasa a Silvia Alonso, una actriz con mucho potencial y que está notable en esta obra, pero que tampoco logra ese nivel de comicidad (aunque sí logra salvar varias escenas con momentos muy divertidos). Los secundarios están excepcionales (destacando a Gracia Olayo, Adrián Lastra y Mariam Hernández).

En conclusión, Hasta que la boda nos separe es una película que consigue su objetivo principal: contentar al público y hacerlo reír con esta comedia de enredo llena de situaciones surrealistas. A pesar de eso, su historia no es nada del otro mundo y no logrará ser recordada, pero como funciona perfectamente como un guilty pleasure que ver el día de San Valentín. Un guion insuficiente y alguna que otra broma que no encaja con el tono de la película son los lastres que hacen que la cinta dirigida (de una manera bastante digna) por Dani de la Orden no termine en la mente del espectador y se convierta en un producto fast food. Belén Cuesta y el reparto en general consigue salvar la película entregándose por completo al humor.