'El Plan': La masculinidad, a examen

'El Plan': La masculinidad, a examen

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El cine español es muy conocido, al igual que cualquier otra industria del mundo, por realizar adaptaciones cinematográficas de diferentes obras artísticas. Clásicos de la literatura española, obras de teatro de todos los tipos y tiempos, novelas que resultaron ser grandes éxitos de ventas… la industria española cuenta con cientos de adaptaciones que han resultado alabadas por la crítica. La lengua de las mariposas, La colmena, Los girasoles ciegos o recientemente ¿A quién te llevarías a una isla desierta? son ejemplos de cintas que hicieron un trabajo fenomenal a la hora de llevar a la gran pantalla sus obras originales. Ahora, El plan se suma a esta larga lista, aunque sin llegar a ser tan espléndida como los anteriores ejemplos.

La historia que nos relata El Plan nos lleva hasta pleno centro de Madrid. Allí, tres hombres, parados tras un ERE en la empresa de seguridad en la que trabajaban, comienzan a organizar un misterioso plan que la audiencia no conoce. Estos, según la mañana avanza, se irán encontrando con diferentes trabas y obstáculos que no solo les impedirá realizar este plan, sino que también terminará por sacar otros misterios y miserias ocultos que pondrá a prueba la estabilidad de estos personajes y la amistad que mantienen. ¿Podrán estas revelaciones finiquitar la relación que existe entre Paco, Ramón y Andrade? Tendremos que verlo.

La historia, original de la obra de teatro de Ignasi Vidal, resulta fresca e interesante. Polo Menárguez consigue sembrar la semilla de la curiosidad en el espectador, lo que hará que esté todo el rato con ganas de descubrir el misterio que existe alrededor de estos personajes. Ese inquietante plan que están a punto de realizar los protagonsitas no solo logrará captar la atención del público, sino que además utiliza eso como puente para hablarnos de algo mucho más reflexivo: esa sociedad post-crisis que lucha como puede para mantenerse a flote. A fin de cuentas, por mucho que en ciertos momentos los personajes sean incluso despreciables, El Plan los utiliza para mostrarnos una clase social deprimida, sin ningún tipo de ilusión o esperanza laboral, algo que no debería de resultarnos nada lejano.

Sin embargo, esta interesante reflexión no esconde que el guion no cumple las expectativas. Seguramente sea por el hecho de que los personajes están, en su mayoría, deprimidos, pero el guion no tiene gancho. Se pierde en lo que quiere contar y va saltando de tema sin nunca desembocar en nada, ocupándose más en intentar captar al espectador que en darle una personalidad y un desarrollo a estos personajes. En El Plan, lo importante es la impresión que tenga en el espectador, y no tanto la historia o los personajes, que funcionan como meros hilos para hacer que la audiencia llore, ría o exprese sus emociones. Hay que  destacar el intento por hacer una mezcla de géneros tan resultona, que tiene momentos de cierta gloria (sobre todo en sus momentos más cómicos), pero tampoco termina de explotar esa faceta al máximo, quedándose a medio gas.

Este guion llega a su punto clave hacia el final, en un plot twist que, seguramente, desatará la polémica (como ya lo hizo en el último festival de Valladolid). El Plan hace un salto de fe enorme, que podría valerle muchas críticas negativas y muchos aplausos, en una arriesgada decisión que resulta, ante todo, sorprendente para la audiencia. La película, por otro lado, resulta claramente lastrada por la obra teatral original. Esta traslación al lenguaje cinematográfico no ha resultado del todo satisfactoria, haciendo que el film se nota impostado e incluso forzado. No por ello hay que menosrpreciar la dirección de Polo Menárguez, que resulta tan interesante como, en ciertos momentos, insatisfactoria. Eso sí, resulta un comienzo prometedor para el cineasta.

Uno de los puntos técnicos a destacar de El Plan es su banda sonora. La música de Pablo Martín Caminero consigue que sintamos esa atmósfera tan deprimente que rodea la vida de los protagonistas, haciendonos partícipes de sus desgracias y sus problemas. En el apartado interpretativo, los tres actores están sublimes. El trío formado por Antonio de la Torre, Raúl Arévalo y Chema del Barco resulta espectacular en sus interpretaciones de Paco, Andrade y Ramón y consiguen reflejar esa masculinidad tan tóxica como patria que comparten algunos hombres cuando se acercan hacia los 40. No podría decantarme por alguno de ellos, los tres están estupendos.

En conclusión, El Plan es una cinta algo extraña. Podría haber resultado mucho mejor y podría haber logrado una historia y una narración muchísimo más interesante, pero a pesar de los fallos que podamos encontrar, me gusta lo que plantea sobre la sociedad de esa post-crisis y la masculinidad tóxica. Polo Menárguez hace su debut de una manera aceptable, logra un trabajo eficiente. El guion, por otro lado, no está para nada del lado de unos actores que elevan la película hasta su punto más alto, con tres interpretaciones que impresionan al público.