'Fahim': El tablero como metáfora de una lucha social

'Fahim': El tablero como metáfora de una lucha social

3 Butacas de 5

Muchas películas han abordado los temas de inmigración y desigualdad social, esta obra francesa lo hace con un tono amable y esperanzador. Hace un recorrido por las frustraciones personales de un joven de gran ambición y nos muestra su mundo, su lucha y su día a día, rodeado de personas listas para ofrecerle una mano cuando se tropieza en su camino.

Fahim es un largometraje en el que se relatan circunstancias dramáticas a través de la mirada de un niño que persigue su sueño de conocer al mejor maestro de ajedrez y convertirse en campeón del juego. Es así como este juego funciona de herramienta para contar una doble historia. Una mucha más esperanzadora y familiar sobre la ilusión de un niño que como un rayo de luz atraviesa la oscuridad de la segunda, una sobre la guerra, la miseria y la lucha por sobrevivir. A pesar de las durísimas circunstancias en las que vive el protagonista, esta película no tiene momentos de extrema dureza, al contrario, es relatada de forma divertida y colorida, como la vería un niño que no ha perdido la esperanza y que ve una oportunidad en cada infortunio.

Este duro relato está inspirado en la historia real del joven protagonista llamado Fahim. Un relato llevado también a la literatura en la obra de Xavier Parmentier y Sophie Le Callennec, Un roi clandestin. Habla de un joven jugador de ajedrez que con tan solo ocho años se ve obligado a huir de su ciudad natal por ser el blanco de las amenazas políticas recibidas por su padre. Es una historia de guerra, represión y separación familiar que se convierte en una lucha por el respeto de los derechos humanos, contra los engaños y contra el racismo. A esto se suma la barrera del idioma y el fuerte shock cultural. La extraña comida occidental, los cubiertos y hasta el concepto de puntualidad son materia de aprendizaje para el joven Fahim. Los retos a los que se enfrenta se hacen cada vez más difíciles a la par que sus oponentes en el juego se vuelven mejores y más fuertes. El largometraje hace muy buen uso de este recurso, reflejando lo que atormenta al protagonista en las partidas de ajedrez y, por otra parte, mostrando como las lecciones aprendidas en la vida son también aplicables al juego. Su técnica se transforma así en una equilibrada mezcla entra la guía y los conejos de su maestro y su innata agresividad sobre el tablero y personalidad rebelde.

El viaje del protagonista es, en definitiva, una constante superación de obstáculos, pero no lo vive solo. Su maestro de ajedrez, sus compañeros de juego y la bedel de la escuela se convierten en enormes apoyos para el joven. Estos personajes son dulces, divertidos y complementan los distintos aspectos de la personalidad del protagonista. La actuación de Isabelle Nanty y Gérard Deparieu enriquecen notablemente la emocionante historia ysus personajes dotan a la película de una perspectiva algo más comprometida y polémica cuestionando, por ejemplo, si “Francia es el país de los Derechos Humanos o simplemente el de la Declaración de Derechos Humanos”.

Este largometraje cuenta una compleja y profunda experiencia con la que se abordan temáticas tan duras y dramáticas como de actualidad. Sin embargo, lo hace de una forma desequilibrada, demasiado family-friendly. La denuncia social pasa casi desapercibida bajo el protagonismo del relato y la emoción. Esto la convierte en una obra que no se limita a ser un intento por alcanzar la concienciación social, sino una obra entretenida de la que cualquier público puede disfrutar.