‘Retrato de un amor’: Una pasión a través de la fotografía

‘Retrato de un amor’: Una pasión a través de la fotografía

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El 2020 está siendo un horror. Eso es así, es algo que no podemos negar. A pesar de que ya hemos pasado los tiempos más oscuros de esta pandemia y parece que, poco a poco, vemos una luz al final del túnel, queda mucho para que podamos volver a vivir la vida como antes del estado de alarma. Es por eso que hay que fomentar la cultura. Hay que volver al cine, hay que evadirse un tiempo de la realidad y ver las cosas bonitas que nos puede dar la vida. Películas bonitas, emotivas, que nos sumerjan en historias y personajes interesantes y llenos de vida, y que nos den esperanza para pasar estos malos tiempos. Una de esas películas que llega este viernes es Retrato de un amor, la nueva cinta de Stella Meghie.

La historia que narra Retrato de un amor nos traslada a Nueva York. Allí, Michael, un periodista extrovertido, comienza una investigación sobre una fotógrafa que recientemente ha fallecido. Todo cambiará para él cuándo conozca a Mae, la hija de esta mujer, quien todavía está rota y confundida por la prematura muerte de su madre. Tras descubrir una antigua fotografía dentro de una caja de seguridad, la joven comenzará a investigar sobre su pasado familiar, llevándola hasta el Nuevo Orleans de los años 80. Según va adentrándose más en su historia, su relación con este periodista se irá haciendo más estrecha. ¿Vivirán Michael y Mae una historia de amor clásica y bonita?

Desde el primer momento vemos como la película tiene una estructura muy marcada y construida. Por un lado, nos encontramos en el Nueva York actual, y presenciamos la historia de amor de estos dos jóvenes. Por el otro, descubrimos más sobre la madre de Mae y su relación amorosa con un joven durante los años 80. Me gusta mucho como la cinta relaciona el pasado y el presente a través de ambos romances, aunque por momentos parece que estos flashbacks no aportan mucho a la narración, quitándole ritmo a la película. Podría haber sido mucho más interesante, pero Meghie no le saca todo el potencial a estas imágenes del pasado.

La mala utilización de los flashbacks para narrar la historia no es el fallo que más llama la atención de Retrato de un amor. El guion de la película es absolutamente predecible, muchas veces falto de sorpresas. Es una cinta romántica de manual, siguiendo las reglas y arquetipos del género. Aunque no pueda resultar nada nuevo para el espectador, sí podemos decir que la historia de amor de Michael y Mae sí es emocionante y entretenida. Me gusta porque no es una relación que suceda de repente, si no que va construyéndose a lo largo de la película, para que el espectador pueda ver como se enamoran estos dos personajes. Por otro lado, encontramos varios puntos de humor a lo largo del film, lo cual lo hacen más llevadero y cómico.

Sin duda, creo que lo más destacable de Retrato de un amor (junto con la absoluta química que desprenden sus dos actores) es su dirección. Stella Meghie dirige su cuarta película cuidando los detalles, haciendo un trabajo excepcional detrás de las cámaras, y consiguiendo elevar la película, a pesar de que el material de origen no sea especialmente bueno. Aunque muchas veces no tenga la potencia necesaria de esta clase de historias, se debe reconocer el tremendo trabajo de esta mujer, que logra llegar al espectador con una historia sencilla y muy conocida. Sin ser nada del otro mundo, logra su objetivo con creces.

Creo que una de los elementos que más llama la atención de la película es su fotografía. En Retrato de un amor encontramos una fotografía preciosa, cuidada, con planos llenos de belleza y simbolismo. Seguramente sea el apartado técnico mejor llevado de toda la cinta. No podemos hablar igual de bien en lo que se refiere a la música. El film está repleto de momentos en los que la música es la protagonista, y eso puede ser algo bueno o malo, dependiendo de la situación. Aunque a veces el sonido puede ayudar a crear emoción y a resultar efectista, en muchas ocasiones vemos como, a lo largo de la película, la música se come a la acción, haciendo que no puedas empatizar con el drama que están viviendo los personajes.

Junto con la dirección de Stella Meghie, hay que reconocer el tremendo trabajo interpretativo de Lakeith Stanfield e Issa Rae. Bueno, también hay que alabar ese trabajo del director de casting, porque la química que tienen ambos en la pantalla es arrasadora. Ambos realizan muy bien su trabajo por separado, pero es cuando se juntan cuando vemos chispa entre ellos. Me gusta mucho que hayan apostado por dos actores relativamente nuevos y jóvenes para protagonizar esta película. Ninguno ocupa la pantalla en su totalidad, ninguno brilla más que el otro. Ambos son protagonistas de su historia a partes iguales. Y eso me gusta.

En conclusión, Retrato de un amor es una buena película que no revolucionará el género romántico. Su estructura formada por dos líneas temporales hace que se vayan retroalimentando la una a la otra, aunque a veces tengamos la sensación de que se podría haber dado mucho más. Por otro lado, su guion no puede resultar más típico y predecible, pero la dirección de Meghie, la tremenda química existente entre los dos protagonistas y su preciosa fotografía elevan la película, convirtiéndola en un drama romántico aceptable y perfecto para ver y evadirse del mundo.