'La Caza': Violencia, entretenimiento y reflexión

'La Caza': Violencia, entretenimiento y reflexión

4 Butacas de 5

Las cosas no son blancas o negras, eso es algo que sabe muy bien la película de la que hablo hoy. La caza ha sido una de las obras más polémicas de los últimos meses en Estados Unidos. El hecho de que su estreno inicial coincidiese con varios tiroteos masivos hizo que Universal tuviese que posponer su fecha hasta el 2020. El grupo más conservador del país comenzó una caza de brujas contra la cinta, culpándola de ser muy irrespetuosa con la situación que estaba viviendo la sociedad estadounidense. El propio presidente Donald Trump puso un tweet (obviamente, tenía que poner un tweet) criticándola, lo que finalmente hizo que su estreno desapareciera del calendario. A principios de año se estrenó en el país, y ahora nos llega a España una de las sátiras más polémicas que he visto en la gran pantalla.

La caza nos traslada a un campo, rodeado por un bosque, en un lugar sin determinar. Allí observamos a varias personas que se van despertando de un profundo sueño, hasta que finalmente descubren la verdad: un puñado de personas de la élite del país los ha traído para cazarlos, sin ningún tipo de piedad por ellos, casi como animales. Un grupo de supervivientes tendrán que encontrar el porqué de este hecho y enfrentarse a ellos, a no ser que estos los encuentren antes.

Primeramente, y creo que este es el punto más positivo de la película, debo decir que es entretenimiento en estado puro. Más allá de su profundidad y de su reflexión política, lo que hace que entres de lleno en ella es su ritmo y su capacidad para sorprenderte en todo momento. Tiene una estructura bastante marcada: la primera parte es brutal, convirtiendo la introducción y el planteamiento de la película en una americanada llena de gore y violencia que enamorará a los más fans del género. La segunda mitad, mucho más calmada, deja a un lado la violencia y se centra en explicar la reflexión que existe detrás de la obra, haciendo que el espectador se tenga que posicionar en un bando imperfecto.

En lo que tiene que ver con la estructura narrativa del film y el guion, hay que reconocer que La caza presenta algunos fallos. Sobre todo, esto se contempla hacia la mitad, entre las dos partes que hemos expuesto en el párrafo anterior. En ese momento, parece que la película se pierda y no sabe hacia donde ir, dejando al público perdido y perdiendo ese tono burlón, cómico y perturbador que veíamos al inicio. A pesar de eso, Lindelof hace un muy buen trabajo construyendo esta reflexión política y dándole un tóno cómico para rebajar la tensión que puede ocasionar una cinta tan controvertida como esta. Aunque su resolución termine siendo floja y cogida con pinzas, esto termina siendo un hecho insignificante, ya que estás demasiado dentro de esta aventura.

Llegamos a su punto más controvertido: su reflexión política y social. La caza es una sátira desvergonzada de la sociedad en la que vivimos, una sociedad tremendamente globalizada que vive a través de las redes sociales en muchos momentos. Aquí es cuando la cinta se mete en un terreno pantanoso, haciendo una crítica tremenda a la libertad de expresión (un elemento en el que muchas veces nos escudamos y que puede suponer un gran problema) y hacia la política estadounidense, sin llegar a posicionarse del todo en ninguno de los dos bandos. Es por esto que La caza es una película tan arriesgada y valiente: no tiene miedo a lo que puede pensar la gente, de hecho, es su objetivo. Obviamente presenta algunos fallos morales de los que podíamos estar discutiendo horas, pero esto no la convierte en una cinta de peor calidad. La intención es provocar de una manera explícita, y lo consigue con creces.

Quizá uno de sus problemas más notables sea el poco tratamiento y profundidad que tienen los personajes. Ninguno de ellos tiene una evolución o una profundidad psicológica, ya que estos elementos son utilizados como meros símbolos o representaciones de conceptos sociales con los que juega la película y que se encuentran dentro de nuestra sociedad. Por lo tanto, su objetivo no es entretener al público gracias a una historia de personajes, ya que su objetivo es plantearte una reflexión mucho mayor y más importante que los personajes que vamos viendo en la película.

En el apartado interpretativo, encontramos un reparto bastante variado. Es muy probable que, a lo largo del metraje, te encuentres con rostros conocidos de la televisión y el cine estadounidense, ya que la película tiene varios cameos, como los de Emma Roberts (American Horror Story, Scream Queens), Justin Hartley (This is Us) o Christopher Berry (12 años de esclavitud). Sin embargo, aquí la corta el bacalao es Betty Gilpin. La actriz de Glow o La maldición nos regala una interpretación controlada, intensa, inspirada en la de Uma Thurman en Kill Bill. Junto a ella encontramos nombres como el de Hilary Swank (que, a pesar de no salir todo lo que nos gustaría, nos ofrece momentazos) o la de Wayne Duvall, que funciona muy bien como sidekick de la protagonista.

En conclusión, La caza es un entretenimiento que funciona como un tiro. La película nos presenta una narrativa llena de acción, gore, violencia explícita e intensidad que esconde una reflexión política y social que no contentará a muchos de los espectadores. A pesar de que algunos elementos del guion flojeen a lo largo del metraje e incluso parezca que están cogidos con pinzas, el film logra salvar los muebles, regalándonos una obra que se quedará en la mente del público durante días. Vayan a verla.