'Las Niñas': Un beso a nuestra memoria

'Las Niñas': Un beso a nuestra memoria

4´5 Butacas de 5

A medida que pasa el tiempo uno echa la mirada hacia atrás para pensar en su niñez. Aquella época en la que la inocencia de nuestras vidas lo era todo para nuestros padres. Recuerdos que quedarán en nuestra memoria de aquellos juegos entre amigos como el elástico, el fútbol e incluso el intercambio de sobres de cartas perfumados. Todos pertenecemos a una generación, esa que nos envuelve con todo lo que la rodea para pasar con el tiempo de la inmadurez a la madurez.

Las Niñas es el homenaje de Pilar Palomero a la generación de los años 90. Al cambio social de un país que vio como a través de la televisión, la educación, la música, las revistas y por supuesto las relaciones sociales, las raíces de una vida comenzaron a florecer en en frutos acordes a otros tiempos.

Las canciones de Mecano que no nos cansábamos de escuchar, las de Héroes del Silencio, todos soñábamos con ser los protagonistas de las letras y cantábamos a coro con nuestras amigos y amigos. Una película con la que el espectador empatiza de principio a fin y no solamente por todo lo que rodea a la película, sino por el pulso de su directora que rebosa añoranza, respeto y amor por cada fotograma que aparece en ella.

La historia nos traslada hasta Zaragoza, en la que un grupo de niñas vive rodeada de todos los elementos sociales y educativos de la época. Dos elementos claves que se convierten en el hilo conductor de la perdida de inocencia a la madurez. De romper con las reglas que estaban establecidas e incluso con las que nuestros padres han crecido para darnos cuenta ya como adultos, de todo el proceso de cambio al que nos hemos visto sometidos con el paso del tiempo.

Otro de los puntos fuertes de la película es la percepción que Pilar Palomero recrea en su ópera prima a través de la televisión. De las intimidades de los adolescentes, sus ambientes sociales y de cómo la sociedad aún mantenía una mentalidad cerrada heredada de los oscuros años del franquismo. Un ambiente represor que se denota en la educación escolar a la que están sometidas las pequeñas protagonistas. Pilar Palomero ejecuta maravillosamente ese cambio, con elegancia y la absoluta identificación de quien disfrute de la película.

El alma de la película son sin duda sus jóvenes protagonistas. Andrea Fandos es un alma llena de luz que llega a la interpretación de esta película demostrando su inocencia a través de las miradas y los planos fijos. Cualidades interpretativas que con el tiempo irá puliendo y que está llamada a ser una actriz para tener muy en cuenta en el futuro. Está fantástica como el resto de sus compañeras que se contagian de toda la atmósfera de la película, un juego de niñas con el que dejan de lado las muñecas para convertirse ellas en las estrellas mientras se pintan sus labios.

El tono dramático de la película recae en la siempre excepcional Natalia de Molina, ejerciendo de una madre que quiere lo mejor para su hija. Educarla con los valores que ella ha crecido para que sea siempre una chica acorde con su educación. Pero la sociedad cambia y como madre se irá dando cuenta de que nuestros hijos crecen. La andaluza está impecable, con un aura que desprende en cada mirada además de tener una fantástica química con la pequeña actriz.

Las Niñas es una de las películas del año, un largometraje que demuestra el proceso de cambio al que hemos estado sometidos y que cala con un beso a nuestra memoria.